Archivo: 18 febrero, 2025

Consume local y da valor a tus productos frente a los aranceles de Trump

En un mundo cada vez más globalizado, la política comercial de las grandes potencias puede generar efectos colaterales que afectan a millones de personas. Uno de los ejemplos más notorios fue la política arancelaria impulsada por Donald Trump durante su primer mandato, que ahora quiere repetir. Buscaba favorecer la producción estadounidense mediante la imposición de tarifas a productos extranjeros. Sin embargo, estas medidas generaron respuestas en los mercados internacionales, desatando una serie de efectos económicos y comerciales que afectan tanto a los productores como a los consumidores. En este contexto, el consumo local y el fomento de productos de Km0 emergen como una estrategia clave para reducir la vulnerabilidad económica y fomentar un desarrollo más equitativo y sostenible.

Los aranceles impuestos por la administración Trump en el pasado, que pretende ahora repetir, estuvieron dirigidos principalmente a China, la Unión Europea, Canadá y México, provocando una escalada de tensiones comerciales. Estas tarifas incrementaron el costo de importación de bienes, lo que derivó en aumentos de precios para los consumidores y alteraciones en las cadenas de suministro globales. Además, las empresas que dependían de materias primas importadas vieron reducida su competitividad, enfrentándose a mayores costos de producción y, en muchos casos, trasladando estos costos al consumidor final.

Pero los efectos no se limitaron a Estados Unidos. En respuesta, los países afectados impusieron contramedidas arancelarias, afectando la exportación de productos agrícolas, manufacturas y tecnología. Como resultado, tanto productores como consumidores se encontraron atrapados en una guerra comercial que incrementó la incertidumbre económica y la volatilidad de los mercados. Con esa experiencia ahora se pretende repetir la situación.

Ante este panorama, fomentar el consumo local y de productos Km0 se presenta como una alternativa estratégica. El concepto de Km0 hace referencia a productos que se producen y comercializan en un radio cercano al consumidor final, reduciendo la dependencia de importaciones y fortaleciendo la economía local.

Cuando un país o región depende en exceso de bienes importados, se vuelve susceptible a las fluctuaciones del comercio internacional, a las decisiones de gobiernos extranjeros y a las alteraciones en las cadenas de suministro. Apostar por la producción local disminuye esta dependencia y fortalece la resiliencia económica ante crisis externas, como la generada por los aranceles de Trump.

Consumir productos locales fomenta la creación de empleo dentro de la comunidad, ya que las pequeñas y medianas empresas y los productores agrícolas reciben apoyo directo. Este crecimiento se traduce en una mayor circulación de riqueza dentro del país, favoreciendo el desarrollo económico y evitando la deslocalización de industrias.

En el ámbito agrícola, la dependencia de importaciones puede poner en riesgo la seguridad alimentaria de una nación. Un modelo basado en el consumo local garantiza un acceso más estable a los alimentos, evita la especulación de precios y fomenta prácticas agrícolas más respetuosas con el medio ambiente.

Más allá de la cercanía geográfica, es fundamental promover un consumo responsable y ético. Esto implica no solo elegir productos locales, sino también considerar su impacto social y medioambiental. Algunas claves para lograrlo incluyen:

En definitiva, las políticas arancelarias, como las impuestas por Trump, generan inestabilidad en el comercio internacional y pueden afectar a consumidores y productores de todo el mundo. Sin embargo, en lugar de ser meros espectadores de estas disputas comerciales, los ciudadanos pueden actuar de forma estratégica adoptando un modelo de consumo basado en la producción local y el Km0. Esta decisión no solo reduce la vulnerabilidad económica, sino que también fortalece las economías locales, fomenta el empleo, mejora la seguridad alimentaria y reduce el impacto medioambiental.

En un mundo tan interconectado, cada compra es un voto sobre el tipo de economía que queremos construir. Apostar por el consumo responsable y ético es una manera de ejercer un poder real sobre el mercado y promover un modelo más justo y sostenible. Frente a las decisiones de los grandes líderes mundiales, la respuesta oportuna está en nuestras manos: consumir local para un futuro global más sostenible, equitativo y resiliente.

Antonio Luis González Núñez

Presidente de Fedeco Canarias