Muchas son las noticas, temas e informaciones que diariamente recibimos y continuamente nos bombardean en esta sociedad de la sobre información e inmediatez que hemos creado.
Hablando de las subidas de las tarifas eléctricas, la conversación derivo al consumo de energía que necesitan los servidores para almacenar los datos que están siempre a disposición a nivel global virtual en la red y que como no son en soporte físico pensamos que no contaminan, pero dónde están instalados los servidores y qué tipo de electricidad consumen.
El confinamiento derivado de la pandemia produjo una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero por la disminución del tráfico rodado, pero disparó el teletrabajo y las videoconferencias acciones con impacto ambiental si no se apuesta por las energías renovables y se acaba con la obsolescencia programada.
Según Greenpeace en sus informes periódicos, desde 2017, alertaba que aproximadamente el 7% de la electricidad mundial es el consumo de la huella energética del sector de las tecnologías de la información. Una transición global energética que debido al gran consumo impulsan la crisis climática y de biodiversidad que estamos padeciendo y que se verá incrementado si no hacemos nada al respecto.
La “huella de carbono digital” es un concepto relativamente nuevo y trata de poner de manifiesto la creación, transferencia, almacenamiento y consulta de datos en internet que provocan emisiones de CO₂.
Los beneficios y avances de esta sociedad en materia digital son innumerables, desde la reducción del consumo de papel al no necesitar imprimirlo todo, hasta el ahorro de combustible en desplazamientos y viajes por las video conferencias, pasando por acercar y comunicar a todos y contribuyendo a luchar contra el cambio climático y disminuir las emisiones de CO₂.
Debemos aplicar criterios de sostenibilidad ambiental y social que nos concienciemos de la importancia que tiene la demanda de consumo energético y que tiene que ser satisfecho por sistemas 100% renovables, eficientes e inteligentes.
Si bien en nuestra sociedad, cada vez más, sí somos conscientes de los efectos de la contaminación por los residuos que generamos, metal, cartón, papel, plásticos, orgánicos, etc. No se es tan consciente de que internet contamina también.
Según los últimos datos publicados a los que hemos tenido acceso un 60% de la población mundial ya tiene acceso a internet. Para poder dar servicio a toda esta población se necesitan servidores que soporten todo ese tráfico y nivel de exigencia para que los datos y contenidos estén disponibles 24/7 a nivel global.
Cada descarga de un archivo, cada email enviado, cada foto recibida por WhatsApp, cada consulta al estado de nuestras redes sociales, cada video visualizado, cada documento almacenado en la nube, desde nuestro ordenador personal, portátil o smartphone contribuye al calentamiento global, aumenta la demanda mundial de energía y provoca un aumento de las emisiones de CO₂.
El problema principal está en el consumo de energía de todos los servidores y dispositivos de almacenamiento y teléfonos inteligentes donde se encuentran esos datos y su generación de huella de carbono digital.
La Unión europea ya ha alertado de esta situación y ha recomendado que los centros de datos y almacenamiento deban apostar por las energías limpias y renovables ya que para funcionar estos servidores necesitan energía para prestar el servicio y para su refrigeración.
Para reducir la huella digital los expertos proponen una serie de acciones que van desde la optimización y limpieza de los dispositivos, el borrado de documentos, videos, imágenes etc. Antiguas y obsoletas, hasta desinstalar programas y apps que ya no sean utilizadas, la limpieza y borrado de los emails antiguos, así como darse de baja de canales y newsletters que ya no nos interesen, como forma de aligerar peso y datos, capacidad y eficiencia en nuestros dispositivos.
Nuestras acciones cotidianas sirvan de ejemplo a los demás para tomar conciencia y contribuir decididamente a que entre todos logremos que disminuya la contaminación y los efectos del cambio climático logrando reducir las emisiones de CO₂ en nuestro planeta.
Antonio Luis González Núñez
Presidente de Fedeco Canarias