Este sería el titular con el que podríamos resumir la actualidad del Coronavirus en nuestra comunidad autónoma.
Dice el dicho que “Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar la duda”. Esa es la sensación que tengo ante determinados actos, declaraciones, sentencias, entrevistas, normas, acuerdos, noticias… sobre todo cuando lo que falla para combatir el Coronavirus es la sociedad en sí, principalmente por falta de criterio y responsabilidad individual.
Hay una fauna ímproba de personajes: políticos, empresarios, jueces, pseudo-científicos u pseudo-epidemiologos cuñadistas que se han convertido en opinadores profesionales o influyentes romos, que tienen conocimiento de todo menos de respeto y educación y que son tan pobres de espíritu que solo tienen dinero y algunos ni eso y apuestan por su beneficio personal y empresarial, amparados en la legalidad para con la ley en la mano abrir sus negocios sin importarles la salud general y que ese interés particular pase por encima del interés general, de la salud y de la economía, en beneficio propio.
Esta actitud y esa alegría del triunfo por tener la razón es una falsa apariencia de poder, ya que ejerciendo el derechos que los ampara nos debilitan cada vez más como sociedad.
Cuando alguien está al límite y desesperado actúa sin importarle nada los derechos de los demás y supongo que esa es la explicación por la que actúan de esa manera tan irracional, ya que no se entiende que cuando estamos pasando lo peor de la pandemia con datos irrefutables y pese a los datos de vacunación por los efectos de las distintas variantes, nos despertemos cada día con decisiones judiciales contradictorias.
Creo que no debemos confundir de lo que hablamos, no estábamos hablando del “Estado del bienestar” sino el “Estado de MI bienestar” sin importar lo que le ocurra a los demás. Y hay determinadas sentencias que lejos de contribuir al interés general del bien común, parece que responden a intereses particulares.
Todos debemos acatar las sentencias judiciales pero en democracia supongo que también tenemos el derecho a opinar y discrepar. No pienso ni quiero sentar catedra, y mucho menos adoctrinar, pero creo que antes de tomar una decisión importante un juez debería valorar los argumentos a favor y en contra y las consecuencias que se derivan de las mismas. Flaco favor se le hace a la justicia y a la sociedad, en general, que según el tribunal la sentencia pueda ser favorable o desfavorable o en función de los presuntos intereses e ideologías de los magistrados de parte.
Si ese es el ejemplo que la sociedad recibe de las controversias judiciales, imagínense lo que el resto de los mortales puede opinar y aun peor obrar sin criterio e ignorancia. Una parte de la población que esta abducida por la telebasura y otra parte que esta adoctrinada y son autómatas a las órdenes de los lideres manipuladores y las mentiras del gobierno y la oposición. Lo que todavía nos espera por ver en este circo mediático en el que hemos convertido la sociedad.
Responsabilidad, cuidado, respeto y autoprotección son las herramientas de las que disponemos para combatir la pandemia de la Covid-19, hasta que seamos capaces de superar con formación y conocimiento la ignorancia e irresponsabilidad demostrada, en caso contrario estamos condenados a repetir conductas y comportamientos incívicos, a expensas de que Canarias se despierte sin virus por sentencia en vez de que se combata por responsabilidad y el compromiso de todos.
Antonio Luis González Núñez
Presidente de Fedeco Canarias