Salir de la zona de confort: desafíos y oportunidades empresariales

Ene 15, 2025 Noticias

En el contexto empresarial actual donde la tecnología avanza a un ritmo vertiginoso, las empresas enfrentan la necesidad de reinventarse constantemente. Cada día vemos cómo conceptos como la inteligencia artificial (IA), la digitalización de procesos administrativos, y las normativas de control de horario o facturación entran en juego y redefinen el quehacer diario de las empresas. Pero, ¿qué significa realmente para una empresa “Salir de la zona de confort” y adaptarse a este escenario? ¿Cuáles son los cambios y retos más relevantes que afectan al tejido empresarial actual y cómo deberíamos encarar este nuevo paradigma?

Uno de los cambios más significativos y disruptivos que ya ha impactado en las empresas es la adopción de la Inteligencia Artificial. De las grandes multinacionales a las pymes, la IA ha pasado de ser una opción a una necesidad para mejorar procesos, analizar grandes volúmenes de datos y optimizar la toma de decisiones. Sin embargo, las implicaciones van más allá de automatizar tareas repetitivas: la IA tiene el potencial de cambiar los roles y funciones de los empleados, y, en última instancia, transformar el modelo operativo de las empresas.

Salir de la zona de confort en este aspecto no solo implica adoptar la tecnología, sino repensar cómo puede integrarse para maximizar el rendimiento. El reto aquí reside en fomentar una cultura de adaptación y aprendizaje continuo en el personal. Los líderes empresariales deben apostar por la formación de sus equipos en nuevas habilidades digitales y técnicas de gestión de datos, pero, sobre todo, deben desarrollar la habilidad de interpretar, aplicar y aprovechar el conocimiento que la IA aporta.

Otra de las normativas que ha cambiado la forma en la que se relacionan las empresas y los trabajadores es el control de los registros horarios. Desde su implementación, esta normativa ha generado diversas interpretaciones y algunos desafíos en cuanto a la flexibilidad laboral. La digitalización de estos registros, que en un principio pretendía ser una herramienta para garantizar los derechos de los empleados y fomentar una mayor transparencia, ha tenido efectos no previstos que desafían la gestión de los equipos de trabajo.

El verdadero reto radica en lograr un equilibrio entre el control necesario para cumplir la normativa y la flexibilidad que muchos trabajadores demandan, especialmente en un entorno en el que el teletrabajo ha cobrado relevancia. En este sentido, las empresas que logren salir de la zona de confort y adopten soluciones tecnológicas para registrar y monitorizar horarios de manera no invasiva estarán mejor posicionadas para retener talento y generar un entorno laboral más colaborativo.

Si en esta ecuación logramos incorporar incrementos en la productividad de la empresa y que el personal sea cual sea su estilo de trabajar, logre los objetivos en menos tiempo y se garantice la empleabilidad. Se habrá logrado la cuadratura del círculo en estos tiempos.

Con la obligación de implementar la factura electrónica, las pymes se enfrentan a un cambio que podría percibirse como una carga administrativa más, pero que, si se gestiona adecuadamente, puede convertirse en una herramienta para mejorar su eficiencia. La adopción de esta tecnología no solo les ayudará a cumplir con las normativas y obligaciones fiscales, sino también a organizar mejor sus flujos de caja y a tener una visión más precisa de su situación financiera.

La resistencia inicial es comprensible, sobre todo cuando se trata de sectores menos digitalizados. Sin embargo, salir de la zona de confort aquí implica que las pymes comprendan las ventajas que la factura electrónica puede aportarles: rapidez en los cobros, mayor control sobre sus finanzas y una reducción en los errores humanos. Un gran desafío es contar con los recursos necesarios para implantar los sistemas adecuados, y aquí las instituciones tienen que jugar un papel fundamental, ofreciendo apoyo, asesoramiento y subvenciones para que las pequeñas y medianas empresas se adapten.

A los desafíos tecnológicos se suman otros factores como la sostenibilidad y la descarbonización. Cada vez más, las empresas deben considerar el impacto ambiental de sus operaciones, ya sea en su consumo energético y su huella de carbono, en la gestión de sus residuos o en el diseño de productos y servicios más sostenibles. La tecnología, en este caso, se convierte en una herramienta indispensable para gestionar de manera eficiente los recursos, reducir la huella de carbono y mejorar la reputación corporativa.

Salir de la zona de confort en este aspecto implica que las empresas adopten un enfoque de sostenibilidad que no sea meramente cosmético, sino que impregne todas sus operaciones y procesos. En este caso, el reto será alinear la sostenibilidad con la rentabilidad y convertir esta visión en una ventaja competitiva que fidelice a sus clientes y atraiga a los mejores talentos.

No es solo una cuestión tecnológica o administrativa; es una cuestión de mentalidad. La adaptación constante a un entorno que cambia exige empresas flexibles, capaces de anticipar cambios y de reaccionar con rapidez. Este proceso requiere liderazgo y una cultura empresarial que valore la innovación, el aprendizaje y la mejora continua.

En definitiva, aunque los retos son grandes y pueden parecer abrumadores, las empresas que sepan abrazar este nuevo paradigma y adapten su modelo operativo estarán mejor posicionadas para triunfar en el futuro.

Antonio LuisGonzález Núñez

Presidente de Fedeco Canarias